EDMAN

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Portraits of the lives of doors

Son los ojos puertas del alma pero son las puertas almas en sí. Cada puerta celebra, restaura, o sepulta la dinastía que adentro alberga. Una puerta, como la primera vez que se escucha hablar de algo que luego se ama. Como la última vez que se ve lo que luego descontinúa.

Hablan de un cielo con portones, hablan del pecado como puerta que nos toca cerrar si abre. Las piernas se hacen puertas que germinan y escupen. A veces difíciles de abrir como lugares que no se quieren dar a conocer. Se hace puerta de portadas, prólogos, prefacios, prefijos, entremeses, sobremesas, interludios, epígrafes, brassiers, causas de muerte, fechas de expiración y todo aquello que dé lugar a algo de mayor consecuencia. Son los insultos puertas a arrepentimientos, mecanismos de defensa puertas a la vulnerabilidad. Es la bondad una puerta a la amistad y la envidia una puerta al odio por supuesto.

En casas de largos pasillos se acostumbra a hablarse menos entre hermanos. Mientras más se esconde, mejor las cerraduras. Mientras más secretos, más criadas y llaves. En casas de largos años va el umbral cogiendo olor a ser humano. Lugar donde piden limosna los que la piden, donde vienen por perdón con el rabo entre las patas los culpables.

Atento a la puerta que se deja medio abierta, que suele decir mucho sobre la soledad de las personas. Son algunas puertas panales de abejas y no merecen tomarse el riesgo de explorarse. Quien da la mano y no mira a los ojos, saluda desde la ventana pero no deja entrar, como falso profeta de la solidaridad. Con portones para calmar el susto y espantar a quien visita. Con dos, tres y cuatro candados en la misma puerta que serán tatuajes o grilletes.

Si así desea el hombre, puede permanecer en la encerrona tras la reja, velando así petrificándose. Puede fingir tener la puerta abierta y ser amo de llaves, pero uno no debe guardarse tanto en la vida. Al final, estas son las vidas tuyas y mías, un entrar y salir sin darnos cuenta. Y tan cierto como vino la puesta de sol, también viene la puesta del hombre.

Silvino EdwardComment